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Singapur, la ciudad de las multas
Si Singapur es una ciudad conocida por algo es por su política represiva y por su ilimitado número de multas y prohibiciones que en Europa podríamos considerar normales. En inglés, haciendo un juego de palabras, se suele definir Singapur como “The Fine City“.
El importe de las sanciones y los castigos asociados también son dignos de mención: podéis desde pagar 500€ de multa por tirar basura en la calle a ser condenados a pena de muerte si lleváis drogas. También son habituales los castigos físicos, los robos y otros delitos llevan asociados un determinado número de latigazos.
Si algo puede llamar la atención a los europeos es la prohibición de venta de chicles, y es que el coste por limpiar un chicle de la calle supera en múltiples veces el precio del propio chicle (y no digamos la parte que le llega al gobierno en concepto de impuestos). Actualmente sólo se pueden comprar chicles en las farmacias bajo receta médica.
La multa que más nos llama la atención son los 150SGD (unos 75€) que hay de sanción por no tirar de la cadena. ¿Cómo saben si tiras o no? Singapur es una ciudad limpísima y en todos los aseos públicos hay un limpiador casi continuamente. Es increíble como cada vez que uno sale de un baño entra alguien a limpiarlo.
Otras prohibiciones también curiosas con multas importantes son:
- No comer ni beber en el metro (entendemos lo de comer, pero casi inconscientemente bebíamos cualquier refresco).
- No fumar en los lugares prohibidos (¿algún día se aplicará en España?).
- Posesión de drogas puede llevar implícita la pena de muerte.
- No alimentar a las palomas.
- No orinar en los ascensores (¿realmente alguien hacía esto antes de la prohibición?).
Os dejamos con un par de camisetas de suvenir que vimos en Chinatown: