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Qué ver en Milán: 15 monumentos y planes imprescindibles

Una mujer sonriente con gafas de sol frente a la catedral de Milán mientras agarra la mano a su pareja
¿Queréis visitar la capital de la moda? En esta guía descubriréis los imprescindibles que ver en Milán en uno, dos o tres días de escapada.
4 marzo 2024

La capital de la moda enamora no solo a los amantes del lujo y las compras, sino también, a los apasionados de la historia y el arte. Si estáis planeando un viaje la capital de Lombardía, aquí podréis descubrir 15 lugares imprescindibles que ver en Milán y varias excursiones para conocer sus alrededores.

Por regla general, se aconseja ver Milán en 3 o 2 días. De esta manera, dará tiempo a acceder a varias de sus iglesias o museos, pasear tranquilamente por la ciudad, tomar algún que otro gelato y, con un poco de organización, hasta visitar parajes naturales cercanos. ¿Ganas de dejaros llevar por todos sus encantos?

Aunque la organización del viaje dependerá de la ubicación de vuestro hotel y la duración de la escapada, recomendamos empezar a ver la ciudad de dentro hacia fuera. Es decir, comenzando por la piazza del Duomo, núcleo de su centro histórico, y explorando poco a poco zonas más alejadas si tenéis tiempo suficiente en la ciudad.

1. Galería Vittorio Emanuele II

¿Sabíais que la Galería Vittorio Emanuele II está considerada como uno de los centros comerciales más antiguos del mundo? ¡Sus orígenes se remontan al año 1867!

Se trata de un conjunto de edificios repletos de tiendas y restaurantes unidos entre sí por una bóveda de vidrio. Una idea que ya tenía como precedentes las Galerías Reales Saint Hubert de Bruselas o Burlington Arcade de Londres, construidas también en el siglo XIX. El acceso es totalmente gratuito a cualquier hora y, aunque sus comercios cierren siempre existe la posibilidad de pasear libremente por la noche bajo la cúpula de cristal iluminada.

Para conocer toda la historia de este complejo y de otros monumentos cercanos, podéis reservar un free tour por Milán, una visita guiada o un recorrido con guía privado. Sin duda, es la mejor forma de empezar a orientaros por la ciudad y obtener una perfecta introducción sobre su pasado.

Interior de la Galería Vittorio Emanuele II con sus edificios de tres plantas iluminados bajo un techo acristalado
La Galería Vittorio Emanuele II es una visita obligada en cualquier viaje a Milán

2. Catedral de Milán

Un monumento imprescindible que ver en Milán es el Duomo, uno de los templos de culto católico más grandes del mundo. Su fachada de mármol repleta de detalles góticos impacta desde el primer instante. Es el corazón de la ciudad y su plaza es un lugar perfecto para tomar un helado al aire libre o para disfrutar de un aperitivo.

La construcción de la catedral de Milán comenzó en 1386 y sus obras se llevaron a cabo sobre las ruinas de dos basílicas anteriores que habían quedado devastadas en un terrible incendio. Tras cinco siglos de arduos trabajos, la catedral luce hoy inmensa y con numerosos pináculos coronados por estatuas. Para admirar estas esculturas, lo ideal es subir a las terrazas, un recorrido por los techos del templo que ofrece unas perfectas vistas panorámicas de la ciudad y de la propia estructura del monumento.

Dentro de la catedral llaman la atención sus numerosas obras de arte. El realismo de la estatua de San Bartolomé Desollado de Marco da Agrate, los sarcófagos, las vidrieras o el órgano destacan en esta visita. También es posible recorrer la zona arqueológica, donde se encuentran los vestigios de un baptisterio del año 387.

Podéis visitar todo este símbolo de la cristiandad reservando un tour de Milán al completo con entradas o, si preferís simplemente subir a sus terrazas, tendréis incluidos los tickets de acceso en la tarjeta turística Milan Pass.

Turistas caminando por los tejados de la catedral de Milán rodeados de pináculos
Subir a las terrazas de la Catedral es una experiencia inolvidable que hacer en Milán

3. Palacio Real

Italia es hoy en día una república pero no siempre fue así. Por este motivo, la capital de Lombardía cuenta con un Palacio Real. Ubicado junto a la catedral de Milán, este monumento ha servido como sede de gobierno y como residencia de príncipes y monarcas como María Teresa I de Austria o incluso del mismísimo Napoleón Bonaparte.

El edificio fue gravemente afectado durante los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial, por lo que su fachada no llama mucho la atención entre los turistas. Sin embargo, sigue siendo hoy en día un lugar que merece la pena conocer, por su historia y por las diferentes exposiciones que se exhiben entre sus muros. Dentro del complejo palaciego se puede visitar la Sala de las Cariátides, la única que se ha podido restaurar y conservarse tras las bombas.

4. Iglesia de San Bernardino alle Ossa

Pese a ser desconocida por muchos, la iglesia de San Bernardino alle Ossa no podía faltar en esta lista de monumentos imprescindibles que ver en Milán. Su historia es bastante siniestra y, a la vez, sorprendente. Todo se remonta al año 1145, cuando se construyó un hospital junto a este lugar de culto. El cementerio de la iglesia llegó pronto a su ocupación máxima, por lo que se hizo necesaria la construcción de un lugar para depositar los huesos. Así fue como se creó este osario de Milán.

Los huesos empezaron a utilizarse como un elemento decorativo más, teniendo como resultado una sala repleta de cráneos por todas las paredes. Una obra de arte algo macabra, que sorprende a todos sus visitantes al estar confeccionada con auténticos restos humanos.

5. Castillo Sforzesco

El castillo Sforzesco tiene más de 600 años de antigüedad y ha sido reconstruido y remodelado en diferentes etapas. Durante el Renacimiento perteneció a la familia Sforza, una de las más poderosas de la ciudad, y llegó a ser una de sus residencias ducales más lujosas. De hecho, Leonardo da Vinci y Bramante decoraron varias de sus estancias. Para conocer toda la historia del complejo, lo mejor es participar en una visita guiada por el castillo Sforzesco o en el free tour del arte por Milán.

Hoy en día, la fortaleza alberga diferentes museos de pago, como el de instrumentos musicales, el de muebles antiguos o la pinacoteca. En cualquier caso, recorrer el recinto y fotografiar su extenso patio central es totalmente gratis.

Vista aérea del castillo Sforzesco de Milán, una fortaleza de ladrillo rodeada por jardines y cientos de edificios
Vista aérea del castillo Sforzesco, uno de los monumentos más peculiares del centro de Milán

6. Arco della Pace

El Arco della Pace es otro de los imprescindibles que ver en Milán. Está ubicado en uno de los extremos del parque Sempione, a escasos diez minutos a pie del castillo Sforzesco. Al igual que otros monumentos similares repartidos en diferentes partes del mundo, este arco sirvió para conmemorar triunfos y victorias. Su construcción se inició en tiempos de Napoleón aunque su derrota y los retrasos en las obras cambiaron el mensaje del arco. Finalmente, rendiría homenaje a la prosperidad conseguida tras el Congreso de Viena de 1815. ¡Todo un símbolo de paz!

Una forma diferente de explorar esta zona es realizando un tour en bicicleta por Milán. Un recorrido que, además, permite conocer el cercano Chinatown, uno de los barrios chinos más grandes de Europa.

7. Cementerio Monumental de Milán

Este camposanto destaca entre los 10 cementerios más bonitos de Europa y llama la atención también por su gran extensión, que supera los 250.000 metros cuadrados. Es un auténtico museo al aire libre, repleto de esculturas, criptas familiares y obeliscos que van del siglo XIX a la actualidad.

Además, el cementerio cuenta con una construcción neogótica donde descansan varios personajes ilustres de la ciudad, como el escritor Alessandro Manzoni o el premio Nobel de Literatura Salvatore Quasimodo. Sin duda, una de las áreas más solemnes y llamativas del camposanto.

Una escultura de piedra de un ángel, perteneciente al Cementerio Monumental de Milán
El Cementerio Monumental de Milán se puede visitar gratuitamente

8. Barrio de Brera y Quadrilatero d’Oro

El barrio de Brera es uno de los más sofisticados de la ciudad y está ubicado en pleno centro. Aunque no es un área monumental, puede ser un buen punto para comenzar un segundo o tercer día en Milán. Un pequeño respiro después de haber dedicado ya tiempo a explorar el legado histórico de la capital de Lombardía.

Calles adoquinadas, edificios del siglo XVIII y pequeñas boutiques os aguardan. Como añadido, el barrio es la sede de la Pinacoteca de Brera, que alberga una de las mejores colecciones de pintura italiana. Obras de Tintoretto, Rafael o Bramante, entre muchos otros artistas, están presentes en esta exposición.

Para conocer mejor el barrio, lo ideal es reservar una visita guiada por Brera, con entrada incluida a la Pinacoteca. También, podéis aprovechar para hacer un tour por el Museo Astronómico.

Próximo al barrio se encuentra además el llamado Quadrilatero d’Oro, la milla de Oro de Milán. Se trata de un conjunto de calles repletas de tiendas de firmas de lujo. Dolce & Gabbana, Valentino, Dior, Armani están presentes en esta zona digna de la mismísima Pretty Woman. Via Montenapoleone, Sant’Andrea, Alessandro Manzoni, via della Spiga son los principales ejes de esta lujosa área comercial. Pasear por aquí, aunque solo sea para ver sus escaparates, es casi obligado entre las actividades que hacer en Milán.

Una mujer de espaldas sujetándose un sombrero mientras pasea por una calle adoquinada
El barrio de Brera es uno de los más bohemios de la ciudad

9. Estatua de Leonardo da Vinci

Junto al barrio de Brera encontramos otro de los monumentos imprescindibles que ver en Milán, el teatro alla La Scala, al que podéis acceder con una visita guiada. Este espacio de las artes escénicas es archiconocido en todo el mundo, pues en sus tablas se han estrenado célebres óperas como Madama Butterfly de Puccini o Nabucco y Otello de Verdi. ¡Historia viva de la música universal!

Quizás obnubilados por la belleza y fama del teatro, no muchos se paran a contemplar sus alrededores. Frente a su fachada se encuentra una estatua de Leonardo da Vinci. Este grupo escultórico, obra de Pietro Magni, representa con gran realismo al artista rodeado de sus discípulos. La estatua cuenta con una serie de relieves que muestran a da Vinci en varios puntos de Milán: diseñando La última cena, realizando la estatua ecuestre de Francesco Sforza, trabajando en ingeniería militar e, incluso, en las canalizaciones de Lombardía.

10. Santa Maria delle Grazie y La última cena

Santa Maria delle Grazie puede parecer una iglesia poco llamativa por fuera, sin embargo, su convento dominico alberga una de las obras más importantes de la historia del arte. ¿Ganas de ver La última cena en Milán? Este famosísimo fresco de finales del siglo XVI está protegido como Patrimonio de la Humanidad, tal y como se refleja en la web oficial de la Unesco. Se considera una obra cumbre del Renacimiento italiano y es, sin duda, una de las pinturas más famosas de Leonardo da Vinci. Sobran las palabras y los motivos para describir por qué es un imprescindible que ver en Milán.

Las entradas individuales para ver esta obra están muy solicitadas y se agotan fácilmente. Por este motivo, la mejor opción para poder admirar la obra es optar por la visita guiada por La última cena. Aunque los aforos también son limitados, la disponibilidad es mayor. ¡Reservad cuanto antes!

Exteriores de la iglesia Santa Maria delle Grazie, un templo de ladrillo y escasa decoración
El refectorio de la iglesia Santa Maria delle Grazie alberga La última cena de Leonardo da Vinci

11. Iglesia de San Maurizio al Monastero Maggiore

No muy lejos de Santa Maria delle Grazie se halla la iglesia de San Maurizio al Monastero Maggiore. No es una de las más conocidas a nivel turístico, pero si estáis en Milán 2 o 3 días, os recomendamos acercaros para ver sus increíbles frescos.

La nave central del templo está dividida en dos partes por un muro. La estancia principal estaba dedicada a los feligreses y otra era donde antaño se disponían las monjas para rezar sin tener contacto con el resto de fieles. En ambos espacios, casi no hay espacio en blanco en sus paredes. Todo está pintado al detalle. Además, tal y como sucede en la mayoría de iglesias de Italia, la entrada es gratis.

12. Columnas de San Lorenzo

Al sur del centro histórico de Milán localizamos la basílica de San Eustorgio, una de las primeras construidas en la ciudad. Frente a este templo se encuentran las columnas de San Lorenzo. Son uno de los escasos vestigios que quedan en pie de la época imperial, cuando estas tierras eran la capital del Imperio Romano Occidental.

Este conjunto está conformado por un total de 16 columnas que miden aproximadamente 7,5 metros de altura. Datan del siglo II d.C. y fueron llevadas hasta este lugar para embellecer y completar el entorno de la basílica.

Cinco enormes columnas de piedra en una plaza frente a una iglesia
Las columnas de San Lorenzo son uno de los monumentos más antiguos de Milán

13. Sarcófago de los Reyes Magos

¿Sabíais que Milán albergó la tumba de los Reyes Magos? Esta historia, poco conocida, tiene su epicentro en la basílica de San Eustorgio, otra de las iglesias más antiguas de la capital de Lombardía.

El templo está dedicado a Eustorgius I, obispo de Milán al que se le atribuye el traslado de los cuerpos de los Reyes Magos desde Constantinopla hasta Italia. Arrastrados por unos bueyes, los restos llegaron en un enorme sarcófago que aún se conserva hoy en día en la basílica de San Eustorgio. Sin embargo, durante el saqueo de 1164 los restos fueron trasladados a Colonia, en Alemania, donde permanecen actualmente.

Los milaneses trataron en vano durante siglos recuperar las reliquias de los Reyes Magos, pero no lo consiguieron. Solo a principios del siglo XX lograron que una pequeña parte de estas reliquias regresara a la ciudad. Éstas se encuentran en San Eustorgio junto con el sarcófago de mármol que los trajo por primera vez a la ciudad.

¡Sí! El barrio de Navigli es otro de los imprescindibles que ver en Milán, especialmente si vais a estar más de un día en la ciudad. Se trata de una de las zonas más animadas de la capital, especialmente por la tarde y la noche.

Si os preguntáis dónde tomar el aperitivo italiano en Milán, éste es vuestro lugar. Decenas de restaurantes ofrecen aquí cócteles y tablas de embutidos a precios asequibles con vistas a los canales de agua que cruzan el vecindario. Como curiosidad, este conjunto de canales se diseñó para abrir la ciudad al mar y conseguir así la entrada directa de personas y mercancías. Tuvieron numerosos fallos técnicos desde sus orígenes en la Edad Media y hubo que esperar a que el célebre Leonardo da Vinci presentara un nuevo proyecto para solucionar todos los problemas de ingeniería. Hoy en día, no se usan con fines comerciales pero han dejado un legado de enorme belleza en la ciudad.

Podéis tomar algo en cualquiera de los bares del Naviglio Grande o Naviglio Paves, navegar por los canales reservando un paseo en barco, indagar en la historia de este área participando en un free tour por Navigli, o, simplemente, pasear y cruzar uno de sus puentes al atardecer.

Un puente atravesando un canal de agua al atardecer en Milán
Los canales de Navigli son uno de los lugares más animados de la ciudad

15. Estación Central de Milán

La Estación Central de Milán es un lugar práctico para aquellos que llegan a la ciudad en tren, pero también es un monumento en sí mismo. Inaugurada en el año 1931, en tiempos de la dictadura de Benito Mussolini, el edificio pretendía un simbolizar el poder del régimen fascista. Destaca por su perfecta combinación de Art Nouveau y Art Decó y su decoración con azulejos, representando diferentes ciudades italianas.

Asimismo, los alrededores de la estación ferroviaria están repletos de hoteles, por lo que puede ser una buena zona donde alojarse en Milán, especialmente si manejáis un presupuesto más ajustado. Al ubicarse en las inmediaciones del centro histórico, el hospedaje suele ser algo más económico que en los hoteles del casco antiguo.

Cómo moverse por Milán

El centro histórico de Milán puede recorrerse tranquilamente a pie. No obstante, hay otras zonas más alejadas, como el Cementerio Monumental o los canales de Navigli, a donde es habitual llegar en transporte público.

Tranvías, metros y autobuses funcionan muy bien en la ciudad. Podéis adquirir tickets sencillos o ahorrar adquiriendo algún abono de transporte por días, como el que ofrece la tarjeta turística Milan Pass. Si tenéis pensado entrar a varios monumentos, este pase os permitirá ahorrar tiempo y dinero, ya que incluye el acceso preferente a varias atracciones turísticas así como billetes de transporte público o para el autobús turístico de Milán. Una buena alternativa para ahorrar en una escapada a la capital de Lombardía.

Un tranvía de pequeño tamaño y estética antigua frente a un arco monumental y la torre del castillo de Milán
Milán cuenta con tranvía, metro, trenes y autobuses públicos

Qué comer

Pasta, pizza, limoncello, tiramisú, helados… Probablemente relacionáis todos estos productos con la gastronomía italiana. Efectivamente, Milán es un buen lugar para degustar estas exquisiteces. Pese a ello, si pensamos en la cocina tradicional y característica de esta ciudad, tendremos que mencionar especialmente las carnes. El osobuco o la cotoletta, una chuleta de ternera empanada, son dos de los platos típicos de Milán. Además, destaca también el risotto a la milanesa, que combina a la perfección el queso y el arroz con el azafrán. ¡Para chuparse los dedos!

Podéis aprovechar el viaje para regresar a casa con un panettone. Este típico dulce vinculado con la Navidad se puede encontrar en varias tiendas de Milán en cualquier época de año. ¿El motivo? Se inventó precisamente en estas tierras.

5 excursiones cerca de Milán

Si ya tenéis diseñado todo vuestro viaje y os quedan algunas horas o días libres, puede que os preguntéis qué ver cerca de Milán. Su emplazamiento, cerca de las montañas y varios lagos, permite a muchos viajeros tomar un respiro de la gran ciudad en lugares de gran belleza paisajística y rural. Si os apetece conocer los alrededores de esta capital de región, aquí encontraréis algunas ideas para ello.

1. Lago Como

Aldeas con casas de color pastel, aguas turquesas, altas montañas repletas de frondosa vegetación, mansiones pertenecientes a famosos… ¡Una auténtica postal! Así es el lago Como, uno de los más profundos y bonitos de Italia. Pese a su cercanía a la ciudad, a menos de una hora de trayecto, sus paisajes son un auténtico remanso de paz. Es una visita muy habitual entre los viajeros que pasan 2, 3 o 4 días en Milán.

Para visitar esta zona, lo ideal es optar por una excursión al lago Como estándar, o una opción más completa que incluye la visita a Bellagio, uno de los pueblos más bonitos de Italia. En caso de que vayáis por vuestra cuenta a Como u os alojéis en este pueblo un día, no dudéis en reservar un paseo en barco.

Bellagio, un pueblo de casas color pastel construidas en las orillas del lago Como bajo las montañas
Bellagio es uno de los pueblos más bonitos de Italia

2. Lugano

La frontera entre Italia y Suiza se encuentra no muy lejos de Milán, y Lugano es una de las primeras ciudades que encontramos en el lado suizo. Buen chocolate, infinidad de relojerías y, también, tranquilidad destacan en esta ciudad bañada por un lago homónimo. Sus calles, de marcada influencia italiana, ofrecen un curioso contraste entre tiendas de lujo, entidades financieras y nuevas construcciones con templos tradicionales perfectamente conservados como la catedral de San Lorenzo o la iglesia Santa Maria degli Angioli. Pasado, presente y futuro, confluyen en esta pequeña población.

Existen diferentes alternativas para visitar esta zona desde Milán, aunque la más completa es la excursión al lago Como, Lugano y Bellagio. Os aseguramos que los paisajes y lugares que veáis en este día quedarán grabados en vuestras retinas durante mucho tiempo.

3. Verona

Verona se encuentra a menos de una hora y media en tren desde Milán. Debido a la facilidad de sus conexiones, es habitual ir hasta allí por libre y, después, conocer la zona con un free tour, una visita guiada, o incluso, un tour privado. No obstante, también es posible recorrer la ciudad cómodamente y sin cansarse a bordo del autobús turístico de Verona.

Aquí se asienta la casa que sirvió de inspiración a Shakespeare para escribir Romeo y Julieta, también se encuentra uno de los anfiteatros romanos mejor conservados del mundo y un imponente castillo medieval conocido como Castelvecchio. Todo ello, en un casco antiguo declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. ¿A quién no le va a gustar?

Para descubrir más sobre esta localidad, podéis consultar la guía Qué ver en Verona. ¡Tomad nota de todo!

Escultura femenina frente a una enredadera en el patio de la casa de Romeo y Julieta, en Verona
El balcón de Julieta es uno de los lugares más visitados de Verona

4. Alpes Suizos

El Bernina Express es una de las rutas ferroviarias más bonitas del mundo, un bello circuito a través de los Alpes Suizos que merece la pena hacer al menos una vez en la vida. Y sí, desde Milán es posible realizar esta ruta gracias a la excursión a Saint Moritz. Tendréis billetes de autobús y tren incluidos para que no tengáis que preocuparos de nada más que de disfrutar.

El Bernina Express, repleto de ventanales panorámicos, ofrece unas vistas increíbles de lugares de gran belleza paisajística como el glaciar Morteratsch o el lago Bianco, además de los picos alpinos y numerosos puentes y viaductos. La ruta llega hasta la localidad italiana de Tirano, desde donde generalmente se regresa en autobús a Milán. ¿Os lo vais a perder?

5. Lago Mayor

Su propio nombre lo indica, el lago Mayor o lago Maggiore es uno de los más extensos de los manantiales italianos. Aunque no está en la lista de lagos más grandes del mundo, la belleza de sus islotes y el entorno que lo rodea lo convierten en una visita imprescindible, especialmente para quienes estén en Milán 2 días o más.

Las islas más populares de este área natural son las siguientes: Isla Madre, las más grande de todas, Isla de los Pescadores, repleta de restaurantes, e Isla Bella, con un majestuoso palacio barroco del siglo XVII. El mismísimo Ernest Hemingway se enamoró de esta zona y la utilizó como escenario en su novela Adiós a las armas, publicada en 1929. Imposible no rendirse a sus encantos.

Lo ideal para explorar la zona es participar en una excursión al lago Mayor, ya que incluye traslados ida y vuelta desde Milán y billetes de barco para poder ver las Islas Borromeas en un mismo día.

Un pavo real de color blanco frente a un conjunto escultórico en unos jardines
La Isla Bella del Lago Mayor es uno de los rincones más mágicos del mundo

Ya sabéis los imprescindibles que ver en Milán y alrededores. Ahora solo queda viajar y disfrutar de una escapada inolvidable por la ciudad de la moda, sede de La última cena y punto de partida de numerosos tours a los lagos italianos. Si queréis aún más ideas para disfrutar al máximo de la experiencia, no dudéis en consultar la sección completa de excursiones, visitas guiadas y actividades en Milán.

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