Qué ver en Marrakech: 15 lugares imprescindibles
Apodada la “Ciudad Roja” por sus murallas de adobe, hechas con esa arcilla ocre tan característica, Marrakech es un destino imprescindible en Marruecos que os sumergirá en su cultura más auténtica. Fundada a inicios del siglo XI, esta ciudad imperial es un verdadero tesoro por descubrir. Monumentos, jardines y rincones únicos os esperan para llenar vuestra lista de lugares que ver en Marrakech. ¿Queréis saber cuáles son los 15 sitios que no os podéis perder? En Civitatis queremos acompañaros en el laberinto de la medina y en sus palacios más hermosos para ayudaros a preparar vuestro viaje.
1. Medina y zocos
El corazón de Marrakech late con fuerza en su medina, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Este laberinto de calles estrechas y bulliciosas alberga los famosos zocos, mercados tradicionales donde se encuentran una infinidad de productos artesanales como especias, tejidos, joyería, alfombras y productos de cuero. Al adentraros en la medina, viviréis una experiencia sensorial inigualable: colores vivos, aromas embriagadores y el constante murmullo de los vendedores convierten esta visita en algo que tenéis que ver en Marrakech.
Para descubrir todos los secretos de la medina y sus zocos, os recomendamos uniros a este tour en bicicleta por Marrakech. Con esta visita guiada, podréis conocer la historia y cultura de la ciudad de la mano de un experto local, pedaleando por lugares emblemáticos sin perderos en el laberinto de calles. Si preferís una experiencia más personalizada y adaptada a vuestros intereses, podéis hacer un tour privado por Marrakech. Este recorrido exclusivo os permitirá explorar la medina a vuestro ritmo y descubrir sus rincones más auténticos.
2. Plaza Jemaa el-Fna
Al igual que la medina, la plaza Jemaa el-Fna fue fundada bajo la dinastía almorávide en el siglo XI. Originalmente, era un lugar de grandes reuniones, donde se celebraban eventos públicos. Hoy es el centro neurálgico de la ciudad y un lugar que tenéis que ver en vuestro viaje a Marrakech.
Durante el día, esta plaza, declarada Patrimonio Cultural Inmaterial por la Unesco, está llena de puestos de zumos naturales, vendedores ambulantes y artistas callejeros. Sin embargo, es al caer la tarde cuando Jemaa el-Fna muestra su verdadero esplendor. Encantadores de serpientes, acróbatas, músicos y cuentacuentos llenan el espacio con sus actuaciones, mientras los aromas de especias y carnes asadas inundan el aire. Por la noche, esta plaza se convierte en un gran mercado gastronómico al aire libre, con puestos que ofrecen desde tajines y cuscús hasta dulces tradicionales marroquíes.
Para vivir al máximo la experiencia culinaria de esta icónica plaza y sus alrededores, os recomendamos hacer el tour gastronómico por Marrakech. Visitaréis distintos locales cercanos a la plaza donde degustaréis los sabores más auténticos de la cocina marroquí.
3. Jardín Majorelle y Museo Yves Saint Laurent
El Jardín Majorelle es otro de los lugares que tenéis que ver en Marrakech. Fue creado por el artista francés Jacques Majorelle en los años 20. Este pintor y paisajista, fascinado por Marruecos, diseñó un jardín exuberante alrededor de su villa, pintada de un azul brillante que se ha vuelto emblemático y conocido como “Azul Majorelle”.
En 1980, Yves Saint Laurent y su compañero Pierre Bergé compraron el lugar, que estaba en ruinas, y lo restauraron con pasión. Para Saint Laurent, Marrakech era una fuente inagotable de inspiración. Hoy en día, podéis visitarlo y recargar energías entre las plantas exóticas, las fuentes y los cactus de todo el mundo.
El jardín también alberga un museo dedicado a la obra del famoso diseñador, donde se exponen sus creaciones más icónicas y se cuenta su vínculo íntimo con Marruecos. Yves Saint Laurent dijo que fue en Marrakech donde descubrió los colores que influirían en sus colecciones. Cada rincón del jardín y cada exposición reflejan esta profunda relación entre el arte y la naturaleza. Veréis, es un verdadero remanso de paz.
4. Mellah o barrio judío
El antiguo barrio judío de Marrakech, el Mellah, fue fundado en el siglo XVI, en una época en la que la comunidad judía desempeñaba un papel importante en la vida económica y social de Marrakech. El término “Mellah” significa “salina” en árabe, en referencia a la cercanía de las antiguas salinas que existían en la región. En su apogeo, este barrio era uno de los más dinámicos de Marruecos.
Hoy en día, el Mellah conserva, entre otras cosas, la sinagoga Slat Al Azama, una de las más antiguas de Marrakech, así como un cementerio judío. Estos sitios históricos son testigos de la convivencia armoniosa que existió entre las diferentes comunidades religiosas en Marrakech a lo largo de la historia. Pasead por las callejuelas del barrio, bordeadas de tiendas artesanales y cafés. ¡Os va a encantar!
3. Palacio de la Bahía
El Palacio de la Bahía es una de las joyas arquitectónicas más impresionantes de Marrakech. Construido en el siglo XIX, este majestuoso palacio fue concebido para ser el más lujoso de su época. Sin duda, es uno de los lugares imprescindibles que ver en Marrakech.
Ubicado en el corazón de la medina, el palacio cuenta con un diseño típico de la arquitectura islámica, combinando patios ajardinados, fuentes y una intrincada decoración de azulejos, estucos y tallas en madera de cedro. Paseando por sus amplias salas y patios, descubriréis la historia de los visires que lo habitaron y la importancia de este edificio como símbolo de poder. Uno de sus puntos más destacados es el patio principal, rodeado por habitaciones ricamente decoradas que muestran el refinado arte marroquí.
Para disfrutar plenamente de la experiencia, os recomendamos el tour privado por Marrakech, que incluye una visita al Palacio de la Bahía. Con este recorrido exclusivo, podréis explorar este maravilloso lugar acompañado por un guía local que os desvelará todos sus secretos y curiosidades, así como su relevancia en la historia de Marrakech.
6. Jardín Secreto
¿Os gustan los jardines y su tranquilidad? No os podéis perder el Jardín Secreto, escondido en la medina de Marrakech. Se trata de un tesoro de la arquitectura islámica del siglo XVI. Antiguamente propiedad de una familia rica, este jardín ha sido cuidadosamente restaurado para recuperar su esplendor de antaño.
Se divide en dos partes: el jardín exótico, con sus plantas tropicales y fuentes, y el jardín islámico, que simboliza el paraíso terrenal tal como se describe en el Corán. Este último, diseñado según los principios de la arquitectura tradicional marroquí, ofrece una reflexión sobre la armonía entre el ser humano y la naturaleza. Originalmente, este espacio servía como lugar de descanso para las élites de la ciudad, permitiéndoles escapar del bullicio circundante.
El Jardín Secreto no es solo un remanso de paz; también es un ejemplo impresionante de ingeniería hidráulica, destacando el uso de los recursos hídricos en los jardines marroquíes. ¿Un consejo? Subid a la terraza y disfrutad de las vistas.
7. Mezquita Koutoubia
Dominando el horizonte de Marrakech, la Mezquita Koutoubia es otro de los lugares que tenéis que ver en Marrakech, Su imponente minarete de más de 70 metros de altura, visible desde varios puntos de la ciudad, se ha convertido en un símbolo de Marrakech y una referencia para quienes pasean por su medina.
Construida en el siglo XII, su nombre deriva de los kutubiyyin o vendedores de libros, ya que en sus alrededores se encontraba un importante mercado de libros en la época. Aunque su acceso está reservado exclusivamente para los musulmanes, el exterior de la mezquita merece una visita por su elegante diseño y los jardines que la rodean, donde se respira tranquilidad en contraste con el bullicio de la ciudad. Durante el free tour por Marrakech, un guía os contará la historia de esta mezquita, una de las más bellas del mundo.
8. Palacio El Badi
Erigido en el siglo XVI tras la famosa batalla de los Tres Reyes, el Palacio El Badi es un símbolo de la riqueza y el poder de la dinastía saadí. Este palacio, cuyo nombre significa “El Incomparable”, estaba originalmente decorado con mármol italiano, oro sudanés y maderas preciosas importadas de la India, lo que lo convertía en una maravilla arquitectónica sin igual en su época.
Sin embargo, el palacio no resistió la prueba del tiempo. A principios del siglo XVIII, El Badi fue desmantelado y sus materiales preciosos se utilizaron para la construcción de la nueva capital imperial de Meknés. Hoy en día, las ruinas de esta residencia real, con sus vastos patios y jardines secos, son apreciadas por las cigüeñas que anidan en sus murallas, lo que le da un encanto especial al lugar.
9. Jardines de la Menara
Durante vuestra estancia en Marrakech, podéis visitar los Jardines de la Ménara, situados a las afueras de la ciudad. Otra creación de los almorávides en el siglo XII, originalmente servían como depósito de agua traída desde las montañas del Atlas para el riego de los cultivos agrícolas. Desde el jardín, se puede disfrutar de unas vistas espectaculares del Atlas y del minarete de la Koutoubia.
A lo largo de los siglos, estos jardines se han convertido en un símbolo de Marrakech, con su gran pabellón que sobresale sobre el estanque. Este lugar histórico refleja no solo la ingenio hidráulico de los almorávides, sino también la importancia del agua en la cultura marroquí. Rodeados de olivares y con una vista espectacular de las montañas del Atlas en el horizonte, los jardines de la Ménara son el lugar ideal para un paseo tranquilo y meditativo, alejado del bullicio de la ciudad. Nuestro consejo: id al atardecer, cuando los jardines adquieren un encanto especial.
10. Tumbas Saadíes
Otro lugar emblemático que ver en Marrakech son las Tumbas Saadíes, descubiertas en 1917 después de haber permanecido ocultas durante siglos. Este mausoleo alberga las tumbas de la dinastía saadí, que gobernó Marrakech entre los siglos XVI y XVII. Sin embargo, tras la caída de la dinastía, las tumbas fueron selladas por la siguiente dinastía, los alauíes, y olvidadas hasta su redescubrimiento.
Este complejo funerario se distingue por la delicadeza de su arquitectura islámica y la decoración de sus tumbas. Mármol de Carrara, mosaicos y detallados estucos adornan las salas, especialmente la Sala de las Doce Columnas, donde se encuentran enterrados el sultán Ahmed al-Mansur y su familia. Este recinto funerario, rodeado de jardines, refleja la influencia del arte islámico y el deseo de perpetuar la memoria de los gobernantes saadíes. Si no queréis perderos ningún detalle, os recomendamos el tour privado por Marrakech.
11. Medersa Ben Youssef
La Medersa Ben Youssef es una de las joyas arquitectónicas más impresionantes de Marrakech y uno de los mejores ejemplos de la magnificencia de la arquitectura islámica en Marruecos. Fundada en el siglo XIV por el sultán Abu al-Hassan, esta antigua escuela coránica fue uno de los centros educativos más importantes de la ciudad y albergó a cientos de estudiantes a lo largo de los siglos.
El edificio se distingue por su intrincado diseño, con un hermoso patio central rodeado de columnas y jardines, y sus paredes adornadas con detalles de estuco y cerámica pintada, que demuestran la destreza artesanal de la época.
Un aspecto especialmente atractivo de la medersa son sus mosaicos de cerámica, conocidos como zellij, que adornan gran parte de las superficies del edificio, creando patrones geométricos y florales llenos de color y simbolismo. Estos mosaicos son una característica destacada del arte marroquí, y aprender a realizarlos es una experiencia que muchos viajeros desean vivir. Si estáis interesados en el arte de los mosaicos, podéis profundizar en esta tradición tan arraigada con este taller de mosaicos en Marrakech, en el que aprenderéis las técnicas utilizadas por los artesanos locales para crear estos bellos mosaicos y tendréis la oportunidad de crear vuestro propio diseño.
12. Curtidurías
Visitar las curtidurías de Marrakech es adentrarse en uno de los oficios más antiguos y tradicionales de la ciudad. Situadas en el barrio de Bab Debbagh, estas fábricas al aire libre son un sitio esencial que ver en Marrakech, ofreciendo una experiencia única donde podréis observar de cerca el laborioso proceso artesanal de tratamiento del cuero que se ha mantenido casi inalterado durante siglos.
Este proceso complejo, que consiste en transformar las pieles crudas de los animales en cuero listo para su uso, incluye varias etapas, como el remojo de las pieles en cubas llenas de productos naturales como el henné o el excremento de paloma. Este trabajo manual, tan fascinante como pueda ser, es conocido por su fuerte olor. Por eso, al llegar seréis bienvenidos con una ramita de menta para intentar mitigar el fuerte olor característico del lugar.
La visita a las curtidurías permite entender las duras condiciones de trabajo de los artesanos, al tiempo que revela una etapa clave en la fabricación del cuero, esencial para la economía local. De hecho, Marrakech es famosa por su producción de artículos de marroquinería artesanal: bolsos, zapatos y babuchas… ¡Todo lo que encontraréis en el zoco!
13. Hammam tradicional
Visitar un hammam tradicional es algo que tenéis que hacer en Marrakech. Es una de las experiencias más auténticas y relajantes que podéis vivir en Marruecos. Estos baños árabes no solo son un ritual de limpieza corporal, sino también una forma de conectar con la cultura y las tradiciones del país.
En un hammam tradicional, el proceso comienza con una sesión en una sala de vapor caliente que ayuda a abrir los poros y relajar los músculos. A continuación, se os aplicará un jabón negro a base de aceite de oliva y se realiza una exfoliación intensa con el kessa, un guante especial que elimina las células muertas de la piel. El ritual finaliza con un baño refrescante y, en muchos casos, con un masaje relajante que os dejará completamente renovados.
En Marrakech, encontraréis hammams tradicionales, frecuentados por los locales, donde se siguen los rituales de antaño en un ambiente acogedor. Otros ofrecen experiencias de spa completas, con tratamientos personalizados, masajes y baños aromáticos en lugares lujosos. Civitatis os permite acceder a uno de estos lugares y disfrutar de un baño o masaje en las Source Berbères, o un hammam con masaje en un spa tradicional. ¡Ideal para relajaros después de las visitas!
14. Valle de Ourika y montañas del Alto Atlas
Aunque Marrakech es una ciudad fascinante, también es un excelente punto de partida para explorar las montañas del Alto Atlas. A tan solo una hora en coche, el Valle de Ourika es uno de esos lugares únicos que podéis ver en los alrededores Marrakech. Este paraíso natural os ofrecerá un respiro del bullicio urbano y una conexión directa con los impresionantes paisajes del Alto Atlas. Este hermoso valle, atravesado por el río Ourika, combina vistas panorámicas de montañas, pueblos bereberes y cascadas que os dejarán sin aliento.
Para aprovechar al máximo esta experiencia, os recomendamos la excursión al Valle de Ourika desde Marrakech. Durante vuestra visita, podréis descubrir los pequeños asentamientos bereberes que salpican las colinas y aprender sobre su estilo de vida tradicional, además de explorar mercados locales y disfrutar de los colores y aromas únicos de la región. Uno de los puntos más destacados son las cascadas de Setti Fatma, perfectas para quienes disfrutan del senderismo y el contacto directo con el entorno.
Las Montañas del Alto Atlas son una de las maravillas naturales más impresionantes de Marruecos. Este macizo montañoso, que se extiende por más de 700 kilómetros, es un paraíso para los amantes de la naturaleza, el senderismo y las experiencias culturales auténticas. Hogar de comunidades bereberes, el Alto Atlas combina paisajes espectaculares, aldeas pintorescas y una tranquilidad que contrasta con la vitalidad de Marrakech.
Si sois apasionados del trekking, esta ruta de 4 días por los valles del Atlas que sale desde Marrakech es la opción perfecta para vosotros. Si preferís un viaje más relajado, os recomendamos el tour por los Tres Valles y las montañas del Atlas. Y si lo que queréis son emociones fuertes, no os perdáis este tour por el Atlas de Marruecos con vuelo en parapente.
15. Desierto de Agafay
Por último, aventuraos a descubrir el desierto de Agafay, una vasta extensión árida situada a unos 30 km al suroeste de Marrakech. A diferencia del famoso desierto del Sahara, Agafay es un desierto de piedras y colinas que, aunque no cuenta con las tradicionales dunas de arena, posee un encanto único, especialmente al atardecer, cuando el sol pinta el paisaje con tonos dorados y naranjas.
Con las montañas del Atlas de fondo, a menudo cubiertas de nieve en invierno, podréis disfrutar de diversas actividades en el desierto de Agafay, como pasar la noche en una haima tradicional, montar camello, hacer un paseo en quad y mucho más. Por supuesto, si preferís adentraros en la majestuosidad de las dunas más tradicionales del Sahara, no es perdáis las excursiones al desierto de Merzouga también es una opción fantástica. Situado en el sur de Marruecos, este desierto es famoso por sus altas dunas y sus paisajes deslumbrantes.
Ya sabéis los lugares imprescindibles que ver en Marrakech. Ahora solo queda disfrutar de una escapada inolvidable por esta ciudad que combina tradición, historia y cultura. Si queréis aún más ideas para vivir al máximo vuestra experiencia y sumergiros en la esencia de Marruecos, podéis consultar la sección completa de excursiones, actividades y visitas guiadas en Marrakech.