Qué ver en Fez en 2 días
Uno de los aspectos por lo que se caracteriza España es su proximidad con la cultura árabe. No solo porque forma parte de su historia, marcada por un dominio musulmán de más de 700 años, sino también por tener un país árabe a tiro de piedra. Hablamos de Marruecos, separado de la península ibérica tan solo por el estrecho de Gibraltar y el mar Mediterráneo. Entre sus ciudades más visitadas se encuentra la solemne y misteriosa Fez, un destino cercano y barato que cada vez más turistas escogen para una escapada. ¡Vamos a descubrir qué ver en Fez en 2 días!
¿Volar en alfombra mágica? Mejor el avión
La mayoría de los visitantes que viajan a Marruecos suelen volar hasta Marrakech para realizar una ruta por el norte del país y finalizar en Fez, o viceversa. Si el tiempo del que dispones es más bien limitado, una escapada a Fez volando desde Madrid o Barcelona es sin duda la opción más acertada. Ryanair es la compañía aérea de bajo coste que cuenta con vuelos desde Madrid y Barcelona hasta Fez, y el trayecto no dura más de dos horas. ¡Pasar de la cultura occidental a la oriental en un abrir y cerrar de ojos!
El aeropuerto internacional de Fez-Saïss está ubicado en la localidad de Saïss, a quince kilómetros de Fez. En los últimos años ha crecido de forma considerable, debido a sucesivas ampliaciones y al aumento de viajeros. La forma más cómoda y sencilla de ir a Fez desde el aeropuerto es contratar un traslado privado. Un chófer estará esperando a tu llegada y te llevará hasta tu hotel o Riad sin tener que cargar con maletas ni buscar la ubicación del alojamiento por vuestra cuenta. Si lo preferís, también hay autobuses, pero su escasa frecuencia y el hecho de tener que reservarlos con antelación lo hacen mucho más complicado.
Descubriendo la enigmática Fez
Fez es una ciudad intrigante y desconocida, con más de 1500 años de historia. Fue convertida en parte de la dinastía idrísida poco después de su fundación, y tras las revueltas de Córdoba y Túnez en el siglo I, su población creció con la llegada de almorávides y almohades procedentes de Al Ándalus. Hoy en día es considerada la capital del Islam en Marruecos, y las laberínticas calles de su Medina recuerdan a aquel pasado de sultanes y conquistas. Esta urbe constituye un auténtico museo al aire libre bañado por los intensos aromas de las especias y el cuero.
Fez está dividida en zonas o barrios, de los cuales recomendamos dos para alojarse. El primero es la Medina Fez el-Bali, para gozar de la experiencia de dormir en un riad (casa tradicional marroquí con patio interior). Pero si eres más de hotel, Ville Nouvelle, el barrio moderno, es la opción más adecuada. El precio por noche de una habitación doble suele partir de los 50 euros en los alojamientos más económicos, aunque por una media de 80 euros también puedes encontrar riads de buena calidad. Una vez alojados, ¡veamos qué ver en Fez!
Las joyas de la Medina
Para descubrir la esencia de Fez, nada mejor que perderse por la Medina y sorprenderse con lugares tan espectaculares como el Palacio Real y sus siete magníficas puertas de acceso, cerradas al público, o la Puerta Bab Bou Jeloud, que franquea el acceso a la parte antigua. Esta también es una de las zonas más animadas, con un movimiento incesante de personas, carros y burros transportando productos de camino al zoco. Merece la pena subir a la terraza de alguno de los restaurantes o cafeterías más cercanos para contemplar desde arriba la bulliciosa vida de las calles aledañas.
No podemos olvidarnos de las impresionantes madrasas, antiguas escuelas coránicas con paredes talladas a mano, fuentes de mármol e intrincados diseños de azulejos. Sin duda imperdibles si buscáis qué ver en Fez. Destacan la madrasa Attarine y la madrasa Bou Inania, esta última aún en funcionamiento. Estos edificios representan el testimonio de la riqueza y la majestuosidad de la legendaria Fez, algo que no pasa desapercibido nada más poner un pie en ellos. La elegancia de sus formas y la belleza de sus mosaicos de figuras geométricas consiguen emocionar al visitante desde el primer instante.
Las mezquitas de Fez son lugares sagrados que no permiten el acceso a personas que no profesen la religión musulmana, por lo que los turistas deben conformarse con echar un vistazo desde la puerta. La más conocida es la mezquita Al Karaoudine, que alberga la universidad más antigua del mundo.
Un mosaico de aromas y colores
Si hay algo por lo que Fez es conocida es por sus curtidurías, lugares en los que se elaboran y se trabajan las pieles. La curtiduría Chouwara es la más famosa de las cuatro que se encuentran esparcidas por la Medina, un dantesco espectáculo de olores y colores creado por las fosas en las que se elaboran los tintes naturales. El fuerte hedor que desprenden las pieles y los productos usados para el curtido son característicos en esta parte de la ciudad, pero lo cierto es que una lista de qué ver en Fez no está completa sin admirar el mosaico de colores de las curtidurías.
Es habitual también entrar en alguna de las tiendas colindantes para subir a su terraza y disfrutar de la singular imagen de Chouwara, donde además te regalan ramilletes de menta para tratar de neutralizar el intenso olor. A la salida seguramente te entren ganas de detenerte a curiosear sus vistosos objetos elaborados con piel como bolsos, babuchas o chalecos. Los vendedores intentarán que compres alguna pieza de piel, pero las propinas también son bienvenidas. Y si quieres ir de compras, en Fez puedes encontrar zocos que venden todo tipo de productos como cosméticos, especias, piezas de madera o alimentos.
Los sabores de Fez
La gastronomía marroquí es un universo de especias y sabores. En Fez se pueden encontrar, como en el resto de ciudades de Marruecos, todos los platos típicos, en un variado rango de precios que va desde los 10 hasta los 300 dirhams (entre 1 y 30 euros, aproximadamente). En los restaurantes más turísticos se suelen ofrecer menús de tres platos que van desde los 7 hasta los 20 euros, dependiendo del nivel de cada local. Los restaurantes más tradicionales y mejor valorados se ubican dentro de la medina Fez el-Bali y en los alrededores de la puerta Bab Bou Jeloud.
Entre los platos más típicos destacan el cuscús y el tajín, un estofado cocinado en el mismo plato de barro donde se sirve y que suele ser de ternera, pollo o pavo. Las brochetas de cordero y la ensalada marroquí, compuesta por vegetales típicos mediterráneos como berenjenas, pimientos y tomates, son también habituales.
Los dulces marroquíes, en los que suelen estar muy presentes la miel y los frutos secos, son una buena opción para endulzar el paladar. Y para finalizar la comida, naturalmente, no puede faltar un café o un delicioso té de menta.
Fez más allá de la Medina
Al ser bastante pequeña, es fácil agotar la lista de qué ver en Fez en dos días. Para viajeros que se alojen en la Medina, la opción más cómoda es moverse a pie, pero si estás en Villa Nouvelle, es conveniente tomar un taxi o autobús, al ser una zona más alejada. Si optas por el taxi, recuerda siempre pedir al conductor que active el taxímetro, y si se niega, cambia de taxi, ya que de lo contrario te verás obligado a discutir sobre el precio al final del trayecto.
Si te sobra tiempo, es muy interesante salir de Fez (por cuenta propia o con alguna excursión guiada) para visitar Meknes y las ruinas de Volúbilis, antigua ciudad romana que fue abandonada en el siglo XVIII tras el terremoto de Lisboa, y sus edificios desmembrados para construir palacios en Meknes. Merece la pena perderse entre sus restos y descubrir las termas, el foro, el arco de Caracalla y los bellísimos mosaicos de Volúbilis. Para no perderse ninguno, lo mejor es ir acompañados de un guía.