Qué ver y hacer en Delta del Ebro: planes para disfrutar de este destino

Pueblos históricos, parques naturales, playas tranquilas, calas de aguas cristalinas… esto es solo una pequeña parte de los grandes atractivos para ver en la región del Delta del Ebro.
Si estáis planeando vuestra próxima escapada lejos de las aglomeraciones de las grandes ciudades y no tienes claro qué hacer o visitar, desde Civitatis os proponemos 6 planes para conocer y disfrutar del sur de Cataluña, el destino que lo tiene todo.
1. Paseo en barco por el Delta del Ebro
No podíamos iniciar de otra manera que no sea hablando de la zona húmeda más grande de Cataluña y uno de los hábitats más importantes de la región Mediterránea: el Parque Natural del Delta del Ebro, reconocido por la UNESCO como Reserva Natural de la Biosfera desde 2013.
Este espacio natural se extiende desde las balsas de Less Olles, el Canal Vell, el Garxal, L’Alfacada, la Platjola, la Tancada y L’Encanyissada, hasta las islas de Buda, Sapinya y Sant Antoni. Además, su superficie de más 300 kilómetros cuadrados también abarca las penínsulas de la Punta de la Banya y del Fangar, así como los páramos de Casablanca y los Ullals de Baltasar.

Una forma divertida y cómoda para contemplar cada rincón de este impresionante ecosistema es esta actividad de paseo en barco por el Delta del Ebro. Navegaréis por la desembocadura del río que da nombre al conjunto de las Tierras del Ebro mientras disfrutáis de un paraje idílico. No obstante, si sois más de tierra que de agua, también podréis a animaros a recorrer el parque durante un paseo a caballo.
2. Avistamiento de flamencos en el Delta del Ebro
Para aquellos a los que les apasiona el turismo ornitológico, el Delta del Ebro también es un destino ideal para el avistamiento de aves. Precisamente las condiciones climatológicas y del terreno del Parque Natural Delta del Ebro hacen que sea el hogar ideal para 300 especies de animales diferentes, lo que se traduce en más de 50.000 ejemplares. Entre ellos, destacan 4.000 pares de flamencos.

Si alguna vez habéis soñado con ver a estos simpáticos pájaros de color rosa, acompañadnos en esta experiencia de avistamiento de flamencos en la laguna de la Tancada, la zona con más densidad de flamencos en el Parque Natural. Además, podréis fotografiar ánades, garcetas, martines pescadores y cigüeñuelas en el entorno de la laguna de Les Olles.
3. Ruta en bicicleta por la Vía Verde
Si habéis llegado a este punto en busca de experiencias de turismo activo, habéis hecho bien. Y es que uno de los planes imprescindibles en la región del Delta del Ebro para quienes les encanta conectar con la naturaleza es hacer una ruta en bicicleta por la Vía Verde del Val de Zafán.
Este antiguo trazado de tren une Cataluña y Aragón desde Tortosa hasta la Puebla de Híjar. A lo largo de sus más de 150 kilómetros, contemplaréis campos de olivo, almendros, pinares, paisajes de montaña y balsas naturales. ¡Una auténtica maravilla!

Además, en los tramos de la vía verde catalana, podréis conocer algunas de las antiguas estaciones de ferrocarril, como la de Xerta, ahora reconvertida en un Centro de Interpretación del Agua. En este lugar, entre otras cosas, se aborda la construcción e importancia de la presa hidráulica del Azud de Xerta para los cultivos de arroz en el Delta del Ebro.
4. Tortosa, un municipio lleno de historia
A nosotros nos encanta un viaje al pasado y sabemos que a muchos de vosotros también. ¿Sabíais que en Tortosa convivieron durante la Baja Edad Media las religiones cristiana, musulmana y judía? Al pasear por el casco antiguo de la capital del Bajo Ebro os encontraréis con la huella de este periodo en el conjunto arquitectónico más destacado de Tortosa: la Basílica-Catedral de Santa María, los Reales Colegios y el Castillo de la Suda.
El mismo sitio en el que hoy se exhibe la Basílica-Catedral de Santa María, lo ocuparon anteriormente una mezquita y un foro romano. La fachada inacabada de este imponente templo es de estilo barroco, aunque en su interior predomina el gótico. Su construcción data entre el siglo XIV y el XVIII, y hoy en día es el gran símbolo de Tortosa.

Los Reales Colegios, considerados una obra maestra del Renacentismo catalán, lo conforman 3 edificios de gran valor arquitectónico y artístico del siglo XVI: el Colegio de Sant Jaume y de Sant Maties, el Colegio de Sant Jordi y de Sant Domènec, y la Iglesia de Sant Domènec.
El Castillo de la Suda, por su parte, fue construido en el siglo X por el califato de Abderramán III. Tras la conquista de Tortosa en 1148, pasó a ser la residencia favorita del rey Jaime I de Aragón. Su ubicación privilegiada en la cima de las colinas que rodean la ciudad hace que sea el punto perfecto para tener la mejor vista panorámica de Tortosa. Después de saber estos interesantes datos, ¿os venís a una visita guiada por Tortosa?
5. Oleoturismo y petroglifos en Ulldecona
Al sur de la comarca de Montsià se ubica Ulldecona, un municipio con mucha historia por contar. En sus 127 kilómetros cuadrados, este pueblo de la provincia de Tarragona cuenta con el conjunto de campos de olivos milenarios más numeroso del mundo y, a su vez, con unas cuevas rupestres declaradas Patrimonio de la Humanidad.
En esta visita por esta zona catalogada como patrimonio natural viviente, podéis conocer la Farga del Arión, el olivo más antiguo de España con más de 1700 años y considerado también árbol monumental por la Generalitat de Cataluña.

Y para los amantes del misterio de los petroglifos, en este municipio se pueden observar las pinturas rupestres de la sierra de Godall, que tienen más de 8.000 años y en las que destacan dibujos de figuras de arqueros y animales.
6. Un día romántico en las playas del Delta del Ebro
Esta no sería una lista completa de planes si nos olvidáramos de los fanáticos de disfrutar de un día o una tarde de descanso en la playa. Y en el litoral de las Tierras del Ebro se encuentran algunas de las playas y calas de aguas cristalinas más cautivadoras de España.
¿Os imagináis estar entre pequeñas dunas en la arena? Esta maravilla natural la podéis encontrar en la playa de la Marquesa, en Deltebre, que tiene una longitud de poco más de un kilómetro, pero su encanto os atrapará y dará la sensación de estar en un espacio enorme.

No obstante, si sois más de ir al mar para pasar un rato practicando deportes acuáticos, os recomendamos la playa del Trabucador, en La Ràpita. Esta particular playa tiene una gran pasarela de arena que se adentra en la bahía. Se prolonga a lo largo de 7 kilómetros y forma un istmo natural que conecta el Delta del Ebro con la Punta de la Banya. ¡Os dará la sensación de estar en mitad del mar!
Si habéis llegado hasta aquí es que coincidís con nosotros. Historia, naturaleza, arte y cultura se combinan a la perfección en cada rincón del Delta del Ebro, el destino que lo tiene todo.