Cataluña, del románico pirenaico al Delta del Ebro
Paisajes de volcanes, lugares en los que parece que el tiempo se ha detenido o ciudades en las que viajar a la Edad Media o a la época del Imperio Romano. Si estáis buscando un lugar donde la diversidad paisajística es la principal protagonista, ¡bienvenidos a Cataluña!
La comunidad autónoma lleva al visitante a un viaje en el que la riqueza patrimonial se encuentra en cada uno de sus rincones. Más allá de las rutas clásicas que se suelen hacer, os animamos a descubrir la cara menos conocida, pero de lo más rica de Cataluña.
Prueba de ello lo encontramos en parques llenos de belleza natural como el Delta del Ebro o la Garrotxa, pasando por la Ruta del Císter, Manresa, el Alto Ampurdán o la riqueza arquitectónica del románico pirenaico. ¿Nos acompañáis a visitar Cataluña?
La máxima expresión del románico en el Valle del Bohí
¿Un lugar que cuenta con un espacio natural protegido y, a su vez, una de las grandes expresiones del arte románico? En el corazón de los Pirineos nos aguarda el Valle del Bohí, un lugar único en el mundo y que puede ser una de las grandes razones para visitar Cataluña. El Valle del Bohí cuenta con dos lugares destacados que nadie se debería perder: el Parque Nacional de Aigüestortes, el único parque nacional de Cataluña, y su Conjunto Románico, Patrimonio mundial de la UNESCO.
La concentración de un número tan elevado de iglesias de un mismo estilo arquitectónico convierte al Valle del Bohí en un paraíso para los amantes del arte. El conjunto románico en sí está formado por las iglesias de Sant Climent y Santa Maria de Taüll, Sant Joan de Boí, Santa Eulàlia d’Erill la Vall, Sant Feliu de Barruera, la Nativitat de Durro, Santa Maria de Cardet, la Assumpció de Coll y la ermita de Sant Quirc de Durro, todas ellas construidas entre los siglos XI y XII.
Visitar estas iglesias románicas es contemplar el cuidadoso trabajo que se realizó en la piedra, enormes campanarios y una decoración exterior protagonizada por arcos ciegos y bandas lombardas, reflejos del estilo procedente del norte de Italia realizado para honrar la jerarquía eclesiástica y señorial de la época. Su buena conservación se debe al aislamiento del Valle en los siglos pasados. Sin embargo, ahora podréis descubrir estos templos Patrimonio Mundial partiendo desde Tahull reservando una entrada a las iglesias románicas del Valle de Bohí.
Para completar cualquier recorrido por el Valle de Bohí, tan solo tendréis que dirigiros al Parque Nacional de Aigüestortes y realizar alguna de las rutas senderistas que ofrece, ya sea accediendo por la zona llana de Aigüestortes o por la zona rocosa de Cavallers, zona que aglutina las cuatro cimas de más de 3000 metros de altura que posee el valle.
El broche de oro llega al caer la noche, pues el Parque Nacional de Aigüestortes es un destino Startlight, reconocido así por la UNESCO por tener unas condiciones excepcionales para ver uno de los cielos nocturnos de montaña más espectaculares de los Pirineos. ¡Las estrellas son infinitas en sus cielos negros!
Ruta del Císter, uno de los grandes tesoros patrimoniales de Cataluña
Otra de las rutas arquitectónicas imprescindibles de Cataluña es la Ruta del Císter, cargada de cultura, tradición y un patrimonio monumental que muestra la historia del territorio rural catalán a través de tres joyas únicas. Hablamos de los monasterios de Santes Creus, Poblet y Vallbona de les Monges, en pleno corazón de Cataluña y considerados como testimonios vivos de su formación y de su historia religiosa.
Realizar la Ruta del Císter es sumergirse en pueblos llenos de encanto, paisajes agrícolas donde los viñedos y las bodegas se unen a la artesanía y tradición de la región mostrando el carácter único de un territorio único. El recorrido es aconsejable comenzarlo en una de las abadías más importantes, el Monasterio de Santa María de Poblet. Esta excursión desde La Pineda os lleva a conocer este complejo monumental y ver desde los antiguos dormitorios de los monjes, el claustro mayor, las capillas y, como no, el Panteón Real, donde descansan reyes y condes aragoneses.
Después, es aconsejable visitar el Monasterio de Santes Creus, perfecto para adentrarse en el papel de los monasterios del Cister en el territorio catalán, pues muestra desde la evolución artística como la relación que se vivió con la Corona de Aragón. Para terminar, el Monasterio de Vallbona de les Monges que, aunque más alejado que los anteriores, acumuló un poder enorme durante la época medieval.
La Garrotxa, volcanes y arquitectura medieval en un mismo lugar
En el extremo oriental de los Pirineos nos aguarda la comarca de la Garrotxa, un territorio compuesto de 21 municipios en una de las zonas más verdes de Europa. La Garrotxa es la comarca de montaña con menos altura media de la península Ibérica, pero la existencia de una zona volcánica en su territorio la convierte en un entorno de un valor paisajístico incalculable. Declarado Parque Natural en 2001, visitar sus encantadores pueblos o sus senderos es una experiencia perfecta para conocer el inmenso valor del paisaje natural catalán.
Prueba de ello es que en la Garrotxa se pueden contemplar dos tipos de parajes totalmente diferentes. En la mitad sur encontramos más de 40 volcanes y numerosas coladas de lava protegidas en el Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrotxa. Sin embargo, en la mitad norte, el panorama cambia al completo volviéndose de lo más abrupto y escarpado y forma la Alta Garrotxa, zona declarada Espacio de Interés Natural.
Las numerosas rutas senderistas que se pueden realizar en la Garrotxa son cada vez más frecuentadas, unos caminos en los que disfrutan tanto los amantes de la arquitectura como los entusiastas de la naturaleza.
El legado arquitectónico románico de la Edad Media se puede contemplar en la Alta Garrotxa. Dos claros ejemplos de ello son Santa Pau y Besalú. En Santa Pau se eleva imponente un castillo cerrado por una antigua muralla que vigila atentamente este pueblo en el que sus estrechas y empinadas calles acoge lugares como la plaza de Santa Pau o la iglesia de Santa María que hacen al turista sentirse en otra época.
Por su parte, Besalú es un auténtico imprescindible y casi un pecado perdérselo si se recorre la Garrotxa. Conocida como la villa judía, esta fortaleza catalana se ubica entre los ríos Flucià y Capellades y es un ejemplo perfecto para conocer como era la vida en la Edad Media. Si recorréis sus calles, veréis una de las estructuras arquitectónicas medievales mejor conservadas de toda la región, donde el monasterio de Sant Pere, la iglesia de Sant Vicenç, la casa de Cornellà o la sala gótica de la Cúria Real hacen las delicias de cualquier amante del arte. Un recorrido que explora al completo este precioso pueblo medieval es el tour por el barrio judío de Besalú, una visita que aglutina las costumbres, tradiciones y cultura de la Alta Garrotxa.
En caso de querer realizar un recorrido que mezcle la arquitectura con la naturaleza, la excursión a la Garrotxa desde Gerona es la opción perfecta. Además de llevaros a conocer Besalú, os adentrará en el Parque Natural para ver sus ya mencionados volcanes, pozas de una belleza casi exótica, bosques de hayas y miradores que dejan sin aliento al visitante.
El Alto Ampurdán, la belleza del norte de la Costa Brava
Situado casi en el límite con Francia, el Alto Ampurdán es una comarca que muchas veces pasa desapercibida cuando se piensa en la Costa Brava. Sin embargo, esta zona cuenta con paisajes naturales protegidos de lo más diversos, como el parque natural de las Marismas del Ampurdán, Cap de Creus o el paraje natural de la Albera, en el extremo oriental del Pirineo.
Uno de los municipios más destacados del Alto Ampurdán es Cadaqués, ligado al genio Salvador Dalí, pero también a la icónica belleza del Mediterráneo o al carácter marinero de los habitantes de la Costa Brava. En Cadaqués han encontrado inspiración numerosos artistas a lo largo de la historia, y no es para menos, pues se pueden ver algunas de las playas y calas más bonitas de toda la costa.
Al igual que mencionamos el nombre de Dalí en Cadaqués, el Alto Ampurdán tiene el privilegio de contar con Figueras, un municipio histórico cuya cultura daliniana se respira en cada uno de sus rincones. Considerada como una de las localidades con más oferta cultural del Alto Ampurdán, Figueras es tan completa que puede ofrecer desde el famoso Teatro-Museo Dalí hasta el Museo del Juguete de Cataluña, donde se encuentra una de las mayores colecciones de juguetes del mundo.
¡Y qué decir de su gastronomía! La oferta gastronómica de la zona norte de la Costa Brava fusiona como en ningún lugar la tradición y la creatividad utilizando ingredientes que proceden del mar y de la montaña. En cualquiera de sus municipios se puede degustar un buen suquet de pescado o un buen arroz. Pero uno de los productos que no pueden faltar en una experiencia gastro si se visita el Alto Ampurdán son las anchoas.
¿Sabíais que Cataluña alberga un pueblo con anchoas con Denominación de Origen? Se trata de L’Escala, municipio entre el macizó del Montgrí y las Marismas del Ampurdán donde se puede visitar la Fábrica-Museo de anchoas Solés, la factoría más antigua que trabaja la salazón de este delicado y delicioso producto. ¿Quién dijo que la cultura solo se encuentra en los libros?
La Manresa medieval, una de las grandes desconocidas
Peratallada, Besalú, Pals o Tossa de Mar son pueblos medievales catalanes de sobre conocidos. Sin embargo, en Manresa se puede realizar uno de los viajes a la Edad Media más completos de todo Cataluña. La ciudad, en la provincia de Barcelona y la ciudad más poblada de la comarca del Bages, cuenta con uno de los mejores rincones para conocer como era la vida en el siglo XIV.
Se trata del Centro de Interpretación de la Calle del Balç, una antigua casa noble que atesora muestras de pintura y escultura románica y gótica, así como objetos de la época en perfecto estado de conservación. La visita guiada por la Calle del Balç os hará además conocer la historia del rey Pedro III el Ceremonioso, monarca que forjó las instituciones catalanas más importantes de la historia.
Las huellas del medievo en Manresa se completan en la Basílica de la Seu, una obra considerada por muchos como un auténtico tesoro del gótico catalán. Esta joya, obra del maestro Berenguer de Montagut, cuenta con una fachada exterior y un baptisterio de estilo modernista y de inspiración neogótica y con un interior austeramente decorado, pero con importantes piezas de arte como el conjunto de cuatro retablos góticos, uno de los más interesantes de este estilo de toda Cataluña.
Las Tierras del Ebro
Como hemos podido ver, la riqueza paisajística catalana bien merece más que una escapada. Tras haber descubierto los preciosos rincones de la Costa Brava, así como la tierra de volcanes de la Garrotxa, las Terres de l’Ebre es un punto fundamental para conocer como la cultura se funde a la perfección con la naturaleza. Con el río Ebro como actor principal, esta zona del sur de Cataluña invita al visitante a descubrir su belleza con una amplia oferta de actividades al aire libre.
El delta del Ebro presume de ser la zona húmeda más grande de Cataluña, ofreciendo un paisaje único del territorio. Aquí podréis encontrar arrozales, largas playas o pueblos pequeños, pero con una historia que se ha ido construyendo a lo largo de los siglos gracias a las diversas civilizaciones que acudieron al Ebro para desarrollar su actividad. Por ello, el legado histórico y arquitectónico del Delta del Ebro son de lo más singulares y se pueden corroborar a través de grandes ofertas turísticas como las pinturas rupestres de Ulldecona, el conjunto monumental de Tortosa, los escenarios de la Batalla del Ebro o el Centro Picasso en Horta de Sant Joan.
Para los amantes de la naturaleza, las Tierras del Ebro son, sin duda, un auténtico paraíso. Mientras se pasea por sus senderos, los aficionados a las aves encuentran un auténtico paraíso gracias a la infinidad de especies que sobrevuelan sus paisajes. El avistamiento de aves en el Delta del Ebro desde L’Ampolla ofrece un recorrido perfecto para conocer la fauna del Parque Natural del Delta del Ebro.
Y, sin duda, las Tierras del Ebro son un perfecto ejemplo del carácter más rural de Cataluña. En este territorio se pueden contemplar viñedos y olivares que reflejan perfectamente la importancia de la agricultura en esta zona sureña, así como los inmensos arrozales o los campos frutales de la Ribera del Ebro.
La Ruta del Vino del Penedès
En cualquier ruta por Cataluña, no puede faltar el enoturismo. Cataluña cuenta con nueve Denominaciones de Origen que se pueden conocer en sus famosas Rutas del Vino. En ellas, se pueden visitar bodegas, realizar catas de vinos y disfrutar de la deliciosa comida en los restaurantes que encontramos a nuestro paso.
En este caso, ponemos el foco en la Ruta del Vino del Penedès, la Denominación de Origen con mayor producción de vino de Cataluña. Situada a medio camino entre Barcelona y Tarragona, el Penedès cuenta con una diversidad de paisajes que enamoran a todo aquel que se acerque a su territorio. Protagonizado por pequeños pueblos, bodegas familiares y viñedos por los que pasear, es una opción perfecta para descubrir la tradición vinícola más arraigada.
Una de las grandes opciones que encontramos para aprender sobre los exquisitos vinos del Penedès es la visita guiada por la bodega Mas Bertran. Esta bodega familiar, ubicada en la pequeña población de Sant Martí Sarroca, fue fundada en 2005 con la intención de transformar el fruto de la tierra en los mejores vinos del Penedès.
Durante la visita, podréis recorrer la bodega al completo, aprendiendo el paso a paso de la elaboración de sus vinos y espumosos. Para terminar la experiencia enológica de la mejor forma posible, realizaréis una cata de dos vinos acompañada de embutidos y quesos de la región. ¡La forma perfecta de adentrarse en la cultura catalana a través del paladar!
La Tarragona romana para terminar por todo lo alto
Cataluña posee una única ciudad Patrimonio de la Humanidad, y no es otra que Tarragona, y se lo debe al conjunto arqueológico de Tarraco. El Imperio Romano conquistó la Península Ibérica desde Tarragona, ya que se estableció en esta localidad la principal base del Imperio Romano de Hispania tras desembarcar en la costa. Partiendo de esta premisa, nadie puede dudar del importante legado romano que se puede admirar en la ciudad, pues se convirtió en una de las mayores ciudades del Imperio.
Las murallas, el Templo, el Foro, el Circo, el Anfiteatro o el Teatro de Tarraco son algunos de los vestigios de aquella esplendorosa época que hoy en día se puede conocer. La visita guiada por la Tarragona romana os llevará a recorrer la antigua ciudad fundada en el siglo III. ¿Puede haber una mejor forma de descubrir la cultura catalana que viajando a sus inicios?